La
noche del 23 al 24 del mes de junio celebramos como cada año en esta fecha y nos
reunimos en la playa gaditana para mantener la tradición de esta famosa noche, costumbre que compartimos los caballas
con una amplia variedad de comunidades.
Alrededor
de las 21:30 se inició la concentración, esta vez en un lugar más céntrico que
en ediciones pasadas, con la intención de estar en zona menos batida por el
poniente, al que llaman en Cádiz "el caletero" o también "viento
de las caballas", viento algo más que fresco incluso para estas fechas,
que tras la puesta del sol hace a más de uno agarrarse al jersey o cazadora.
Ocupamos
el templete municipal cerca de modulo central de la playa Victoria con enjaretado
de madera que aislaba de la arena que aunque proporcionaba cierta comodidad no
resguardaba en realidad de ese viento sostenido que es la "ponientá".
Allí,
con sillas de playa y algunas mesas de idéntico uso, se comenzó a dar buena
cuenta de las vituallas y bebidas diversas aportadas por los congregados, que
por lo inestable de la noche no llegamos ni a la veintena.
Como
en todas las ocasiones precedentes, en todas las salidas de la Casa, una gran
bandera de Ceuta señalaba ostensiblemente que allí había un grupo de caballas.
Terminada
la consumición de las provisiones justo antes de la medianoche, se procedió al
ritual de escribir los papelitos con los deseos y quemarlos en un diminuto
fuego dispuesto en un pequeño hoyo, (pues sigue la prohibición de hacer fuego y
hogueras en la playas), seguido de una mojada de pies en la orilla y
lanzamiento de piedrecitas hacia atrás y hacia el agua y no se sabe si algún
otro rito más o menos conocido. Las mojaduras se redujeron al mínimo ya que la
noche no incitaba precisamente al baño. Desde cualquier punto de la playa se
pudo contemplar la quema de fuegos de artificio llevada a cabo en el castillo
de San Sebastián.
Una
vez terminado todo el ritual citado, se recogió el equipo dispuesto y
abandonamos la playa con un cierto pesar pero también, con el alivio de no
seguir tan expuestos al fresquito meteoro que nos acompañó toda la velada.
Hasta el año próximo, si Dios lo quiere.
Con
esta actividad hemos terminado el segundo trimestre y para el próximo aunque se
reduce ostensiblemente el número de ellas, esperamos os animéis asistiendo,
pues son muy importantes las que desarrollaremos en esos tres meses.