El viernes, veintiocho de septiembre, en la
sede de la Casa de Ceuta en Cádiz, tuvo lugar la conferencia impartida por D.
José Luis Marín Weil, abogado, crítico y escritor taurino, un joven de treinta
y cuatro años natural de Jaén, amante de Ceuta a la que le une su raigambre
caballa, que no en vano pertenece a una familia muy conocida de Ceuta por sus
actividades industriales, hijo de una ceutí, que pese a su juventud es todo un
erudito del arte de Cúchares, consecuencia de su afición por la fiesta nacional
desde su más tierna infancia.
La
presentación del conferenciante de esta sesión del aula cultural de la referida
Casa de Ceuta ha sido llevada a cabo al alimón entre el presidente de la Yeza y
el conocido crítico taurino del Diario
de Cádiz Curro Orgambides.
Asistieron al acto numerosos aficionados a la
fiesta nacional de esta ciudad gaditana. La mayoría ya conocían a Marín Weil
con anterioridad, así como socios de la entidad que cubrieron la totalidad de
aforo del salón donde se celebró la conferencia.
Comenzó
refiriendo que esta era su primera visita a Cádiz, de la que se sentía muy
impresionado, pero que pese a su residencia en Jaén, desde muy pequeño ha
viajado a Ceuta con frecuencia, siendo así que su primera corrida de toros la
vio en Ceuta a sus cuatro años, cuando visitaba a sus abuelos Inés y Luis.
Continuó haciendo una semblanza de Ceuta y prosiguió resaltando la enorme
dificultad encontrada en la investigación de la tauromaquia en Ceuta a lo largo
de la historia, que fue como ensamblar las piezas de un rompecabezas. No se
conserva, por ejemplo, prensa local de los años 20, 30 o 40 del pasado siglo.
La
referencia más antigua hallada data de 1700, cuando se celebró la construcción
de la ermita de S. Antonio. Luego, en la década de 1870-1880 se corrían toros
por las calles, y en 1883 se celebró una novillada. El ganado se desembarcaba en
la playa Benítez para las celebraciones taurinas con motivo de la Patrona Sta.
María de África, con encierros circunstanciales. Después, se suspendieron los
festejos taurinos y las corridas por las calles a modo de encierro por haber
dado muerte un toro a un chaval. No obstante, los habitantes de origen campo gibraltareño
de la ciudad ejercieron gran presión porque volviera a haberlos. La primera
constancia fotográfica muestra una corrida en el parque de Artillería. La
primera plaza como tal data de 1918, ubicada en el Llano de las Damas,
construida de madera. La siguiente fue la de San José, de mampostería, que
existió de 1928 a 1956, siendo la de más larga duración y la más importante.
Destacó el esfuerzo municipal por conseguir festejos taurinos alrededor de
fiestas patronales, siendo esta época la de mayor esplendor taurino de la
localidad.
Conchita
Cintrón protagonizó una anécdota digna de mencionar por constituir un hecho
histórico: la actuación de esta joven era como rejoneadora, existiendo una
prohibición gubernativa por aquel entonces (años cincuenta) que impedía a las
mujeres torear a pié pero esta joven consiguió un permiso del por aquellas
fechas Alto Comisario de España en Marruecos, general Varela, para hacerlo a pié, realizando una
brillante faena. Posteriormente fue detenida en Jaén por esa violación de la
ley.
Perdida
la plaza a partir de 1956, se toreó en plazas portátiles. Hoy día, el centro
comercial "El Coso se yergue donde la antigua plaza. La última corrida se
celebró en 1995, actuando Jesulín de Ubrique. Mencionó a toreros ceutíes o que
pasaron por Ceuta durante algunos años, como Antonio Albano, Andrés Belmonte,
Salomón Hachuel (caso quizá único de torero sefardí), Luis Fort, Morenito de
Ceuta o la trilogía de los Larita. Otros nombres notables de toreros ceutíes
son Jesús Piris (rejoneador), Paco Herrera. Casos de toreros que pasaron por
Ceuta una temporada fueron Paco Herrera, o "el Africano" inventor de
la muleta que estuvo en la ciudad como convicto, o el de Cayetano Ordóñez (niño
de la Palma), primero de la dinastía de su apellido, que comenzó su carrera en
Ceuta, a donde se trasladó desde Ronda tras un paréntesis en La Línea,
permaneciendo cinco o seis años en la ciudad, donde merecería poseer un
monumento.
Señaló
los veinte años sin toros que lleva Ceuta, el intento de 2008 por reanudar los
festejos que se frustró por culpa de la política, que tantas veces se escapa de
sus escenarios para destruir iniciativas como la citada, terminando por
concluir que los toros constituyen un festejo indebidamente politizado por
grupos extremistas ante la desidia de políticos pusilánimes incapaces de
defender algo tan nuestro como la fiesta nacional.
Fuertes
aplausos acogieron la intervención de Marín Weil, a quien de la Yeza agradeció
su presencia en nombre de la Casa haciéndole entrega de un recuerdo del acto e
invitándole a firmar en el libro de honor de la asociación, al tiempo que fue
muy felicitado por los asistentes por la brillante exposición que hizo de la
fiesta perdida en la Ciudad Autónoma, pero como indico, se debería recuperar al
igual que sigue existiendo en la ciudad hermana de Melilla, lo cual le gustaría
ver llegar.