Sobre las 19:55 horas, el
presidente De la Yeza emprendió la presentación del conferenciante leyendo un
largo currículo del mismo, pese a su relativa juventud, dada la intensa
actividad llevada a cabo en el campo religioso, que le hizo trasladarse a la
República Argentina, donde transcurrieron varios años de su vida destinado en
la prefectura de Cafayate. Es licenciado en Pedagogía, además de en Teología y,
siguiendo su vocación agustina, ha practicado la enseñanza durante muchos años.
Hoy día reparte su tiempo entre su parroquia y los cargos que ostenta en el
ámbito eclesiástico, que le obligan a soportar una muy apretada agenda.
Comenzó exponiendo que el pasado
día 15 se cumplieron los cien años de la inauguración oficial del Colegio de
San Agustín de Ceuta, si bien los primeros frailes llegaron un año antes. Trazó
una breve semblanza del espíritu de su Orden, creada aunque no fundada por el
que fue obispo de Hipona e hijo de Santa Mónica, cuya aspiración fue la de
crear comunidades de hombres dedicados a la oración y al servicio de los demás,
tanto en el terreno educativo en países de tradición católica como en el campo
de las misiones, y que hoy día se extienden por el mundo entero, incluso en
países como Argelia, donde las dos comunidades existentes están pasando por
durísimos trances debido al extremismo islámico que les rodea y oprime. Comentó
el auge de la orden en España así como el impacto sufrido a raíz de la llamada
desamortización de Mendizábal, que
prácticamente los barrió de los dominios españoles excepto Filipinas, en cuya
provincia (en términos agustinos) prestaban servicio directo al estado. A
partir de aquellas islas fueron volviéndose a extender por los territorios
españoles hasta la actualidad. La pérdida de las últimas colonias de ultramar
tras la guerra hispano-americana de 1898 obligó a la repatriación de muchos
religiosos. En Andalucía cuentan con cuatro comunidades: S. Agustín de Cádiz,
Los Olivos de Málaga, Sevilla y Huelva.
Acabada su intervención, el
presidente de la Yeza agradeció la presencia de D. Emilio entre nosotros, su
desplazamiento desde Huelva en un día tormentoso como este pasado viernes y le
hizo entrega de algunos recuerdos de su actuación, entre fuertes aplausos de
los asistentes, algunos de ellos desplazados desde Huelva. Una copa de vino
español dio por terminado el acto, despidiéndose el conferenciante que
inmediatamente emprendió regreso a Huelva a pesar de lo inclemente del tiempo.