
Llegado el grupo a la entrada del
recinto conventual, visitamos en primer lugar la capilla situada a la izquierda
del gran patio de acceso, para seguir luego hacia la iglesia, abierta al
público pero con las limitaciones requeridas por la comunidad de clausura hoy
día a cargo del convento, que es la de las Hermanas de Belén, tras la
desaparición de los últimos monjes cartujos. Para llegar hasta la iglesia, se
pasa bajo una gran portada obra de A. Ribera. Posee un interesante claustro
gótico así como el refectorio, atribuido a D. Riaño (este último local no es
accesible al público).
Lamentablemente, todo el conjunto adolece de los
cuidados, reparaciones y atención en general que su calidad de factura merece.
Es una lástima que las instituciones correspondientes no le presten la atención
necesaria.
Tras la breve parada en la
Cartuja, se siguió hasta el centro histórico de la ciudad, para realizar la
visita guiada al Alcázar, la edificación más antigua de Jerez junto con las
murallas. Este baluarte se ubica en el ángulo más elevado del recinto
amurallado medieval, conservado en parte. Es de construcción básicamente
almohade, aunque sus restos se remontan al siglo XI. Es por esto que su estilo
es adusto, carente casi en su totalidad de ornamentación, a base de adobe y
argamasa, dadas las creencias y modo de vida podríamos decir que puritanos
dentro del Islam, que caracterizaban esta corriente religiosa que barrió el
Magreb y parte de Al-Andalus.

La visita terminó subiendo a la
antigua farmacia municipal, en la segunda planta del referido palacio
Villavicencio, dispuesta como museo de cómo fue en los siglos XIX y principios
del XX.
Tras un paseo por el centro
urbano, con parada en la hostelería local para reparar las perdidas fuerzas,
emprendimos el regreso a S. Fernando/Cádiz, satisfechos por lo interesante de
la visita.
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