Este viernes 23 de octubre ha
tenido lugar la última de las conferencias programadas para componer la XV
semana cultural de la Casa de Ceuta en Cádiz, en esta ocasión el conferenciante
ha sido D. Fernando Villada Paredes, arqueólogo municipal por oposición de la
Asamblea de la Ciudad Autónoma.

La afortunada idea llevada a la
práctica por los ocupantes portugueses para consolidar el frente de tierra que
mandó edificar D. Joao III ha tenido, para alegría de los arqueólogos y
estudiosos de la historia del reino lusitano de aquellos días, la virtud de
congelar en el tiempo toda una panoplia de restos procedentes de diversas
épocas, pero todos ellos anteriores a la fecha arriba indicada, que significó
el cierre de la muralla y la consiguiente "congelación" de todo lo
que había con anterioridad, como es fácil comprender. El análisis pormenorizado
de todo lo hallado ha permitido, entre otras muchas conclusiones, poner en tela
de juicio la antigüedad asignada a algo
tan valioso como la porcelana china de aquellos tiempos, que necesariamente
tenía que ser anterior o como mínimo coetánea con la finalización de aquella
obra fundamental para la defensa de Ceuta. Lo anterior es solo un ejemplo de la
caudalosa fuente de información que ha abierto el hallazgo de la famosa puerta
califal.

Pero lo cierto es que, dejando a
un lado la relativa superioridad militar del Portugal del siglo XV en relación
con la ciudad-estado de Ceuta, la realidad es que los recién llegados quedaron
casi estupefactos al contemplar el estándar de vida de los mahometanos ceutíes,
que era de verdadero lujo en comparación con el portugués de la época. El
tamaño de las casas, sus comodidades, el lujo de la decoración y la calidad de
los materiales de construcción (todo mampostería, la madera solo para los
muebles) los dejaron boquiabiertos, tal era el nivel de vida medio de una
ciudad que, hasta entonces, había sido un emporio comercial, como hemos podido
conocer en anteriores jornadas de esta semana.
También cambió, entre otras
cosas, la forma de abastecerse la ciudad, el origen de los suministros: ya no
venían del territorio circundante como antes, sino de la península (excepto
algunos artículos de lujo de procedencia lejana), salvo en los breves
intervalos de paz con sus inquietantes vecinos.

Acabada la intervención de
Villada, acogida con merecidos aplausos, el presidente de la Yeza le agradeció
la misma, haciéndole entrega de un recuerdo de la ocasión e invitándole a
firmar en el libro de honor de la Casa.
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