Como
cada año en Fiestas Patronales, un grupo representativo de la Casa de Ceuta en
Cádiz, se desplazó a la Ciudad Autónoma para, mayoritariamente, venerar a la
Patrona de la Ciudad, Stma. Virgen de África mediante oraciones, ofrenda de
flores, participación en la Misa de Pontifical y subsiguiente procesión por las
calles del centro de la localidad. También como de costumbre, la visita a
nuestra patria chica se efectuó los días 4,5 y 6 de agosto.
Como
consecuencia de la asistencia y participación en la recepción que el
Alcalde-Presidente concede al colectivo de Casas de Ceuta el día 4 de agosto,
se impone un horario un tanto exigente al objeto de poder estar en el
Ayuntamiento a eso de las 13:00, que supone la partida de Cádiz a las 06:45,
pero lo intempestivo de la hora no incide en el ánimo de los participantes,
siempre ávidos por volver a la ciudad que nos vio nacer y/o que nos acogió con
el cariño que todos conocemos, en nuestro caso los gaditanos, a los que tantos
vínculos nos unen.

La
citada recepción transcurrió según el patrón establecido. Tomo la palabra en
nombre de todas las Casas nuestro presidente De la Yeza agradeciendo al
Alcalde-Presidente las gestiones que la Asamblea ha realizado en pro del
abaratamiento del pasaje del transbordador ("ferry" en lenguaje
técnico naval), no sin criticar el poco esfuerzo de las navieras en tal afán. Tras
estas palabras, intervino seguidamente el Sr. Vivas, que con su tono poético y
fluidez verbal, ensalzó la función que las Casas de Ceuta llevan a cabo, por
amor a la ciudad, en aras de divulgar nuestra historia, cultura y costumbres,
peculiaridades y manera de ser y, fundamentalmente, recordando allí donde
residan, que "Ceuta también existe". Tras las fotos "de
familia" consabidas, la huida masiva en busca del buen comer, que siempre
esperamos en Ceuta. Por la tarde, la ofrenda de flores a la Patrona, en versión
privada como años anteriores, y ya de noche, la cena en el marco incomparable
del Parque Mediterráneo, cuyo microclima, vistas al muelle y Estrecho (con
buena visibilidad por ser poniente el viento reinante) dan lugar, junto a las
aportaciones gastronómicas del amigo Quino,
a una velada verdaderamente agradable. Tras lo anterior, una obligada
visita al recinto ferial, al menos para aquellos más resistentes en un día tan
cargado de esfuerzos diversos.

El
5, a una hora razonable, visita a la fortaleza del monte Hacho, todo un icono
de la ciudad, que por ser recinto militar, requiere una autorización expresa de
la Comandancia General (COMGECEU). Nos acompañó nuestro buen amigo el Teniente
Coronel D. Juan José Contreras, que no solo fue oficial al mando de las
unidades de artillería antiaérea y de las de costa, sino que es doctor en
Historia y conocedor profundo de la evolución del recinto en cuestión a lo
largo de los siglos. Nos explicó el origen, bajo dominación musulmana, su
continuidad ya en época cristiana, siglos XVII y especialmente el XVIII, reinado (¿Cómo no?)del gran Carlos
III, cuando se construyó lo que todavía se mantiene en pié: una fortaleza
abaluartada, erigida sobre la base de cinco baluartes, cuya configuración se
puede ver muy bien en la maqueta existente en el pequeño museo situado en el
edificio principal : una especie de estrella irregular de cinco puntas(por
adaptarse a la orografía del terreno, la cima del monte), que sigue el concepto
Vauban al uso en la época. Visitamos el aljibe bajo el edificio principal ya
citado(un bloque rectangular con dos pequeñas torres en sus extremos)las celdas
de los presos y resto de dependencias permitidas. También el emplazamiento
conocido como la "Cueva de la Mora", hoy día cantina de la guarnición
y, haciendo un poquito la hora, a las 12:00, asistir al disparo del cañonazo
famoso, uno de los tres que se efectuaban antiguamente para advertir a los
habitantes de la apertura y cierre de los puentes levadizos de la ciudad (el de
las doce por el Angelus). Vimos por lo tanto el disparo de salva del
Otto-Melara del 105 que hoy día se dedica a esta función tradicional, este 5 de
agosto también señal de salida para la prueba de natación-travesía del puerto
tradicional de cada año, y que tan
elevada atalaya nos permitía vislumbrar el incansable braceo de los nadadores.

A
la vuelta al hotel (parador "La Muralla" como de costumbre) recogida
de material de propaganda turística y búsqueda del buen yantar, que la especial
variedad de especies de pescado y marisco existente en el Estrecho hace
especialmente sugerente. Tras el almuerzo reparador, visita a la playa para
disfrutar de las refrescantes aguas del litoral ceutí, que tantas sensaciones
nos trae al recuerdo (pero con las debidas precauciones para evitar la temible
hidrocución) y ya a las ocho, emperejílese usted para asistir a la Misa y
posterior procesión, verdadero ecuador del viaje y motivo (religioso) principal
del mismo.
Ya
el sábado, día laborable, recorrido callejero en busca de artículos deseables
como especies bereberes, té verde, bonito seco, volaores y similares
especialidades caballas, incluida la visita al museo municipal donde está
expuesta la exposición “Ceuta 1415 Lisboa” con
la soberbia maqueta de Gabriel León de cómo era la ciudad en el año de
la toma. y ya por la tarde, otra vez a pisar la cubierta del consabido buque
que nos traslade a Algeciras donde embarcar (esta vez en seco) en el autocar de
vuelta a la Bahía de Cádiz. Hasta otro año, si Dios nos da salud.