

El
pasado lunes catorce de octubre tuvo lugar la apertura de la XIX Semana Cultural de la Casa de Ceuta en Cádiz, que
como cada año en este mes de otoño, la mencionada asociación celebra como
culmen de su actividad cultural a lo largo del año.
El presidente De la Yeza presentó el
cartel anunciador, así como las conferencias que tendrán lugar durante la
semana, pasando después revista a todas las Semanas Culturales habidas desde la
primera, el mismo año de la fundación de
la Casa, apoyado en soporte audiovisual. Seguidamente se proyectaron unos
videos de la Ciudad Autónoma de reciente adquisición, tras lo cual se inauguró
la segunda fase de la exposición de fotografías del malogrado Pepe Gutiérrez,
así como los cuadros al óleo realizados por la socias en los talleres
ocupacionales. El acto finalizó con una copa de vino español para los
presentes.

Comenzó estableciendo la división de
las comunicaciones en tres grupos: marítimas, semióticas y aéreas. Comenzando
por las primeras expuso la gran importancia histórica de Ceuta en el norte de África
desde la época de los fenicios como puerto de embarque de mercancías
procedentes del continente africano en ruta hacia la península, siguiendo con
los romanos y sus salazones y después, con Justiniano y la expansión de
Bizancio, a cuyos súbditos se debe la Basílica Tarodorromana de todos conocida,
que con su potente flota naval basada en los dromones hizo de Ceuta bastión
inexpugnable. Después con los musulmanes, gran actividad con la exportación de
papel a la península, tráfico que siguió siendo importante con los portugueses,
con la ciudad de Faro en especial.
Tras esta introducción pasó ya al
siglo XVIII y el cerco de Muley Ismail. Presentó las embarcaciones comunes en
aquella época como las tartanas y los jabeques, éstos últimos de mayor tamaño (de
las 275 a las 680 toneladas, con cañones en número de 20 a 38, así como las
obuseras o lanchas cañoneras, usadas para hostigar a las tropas atacantes del
citado sultán, cuando se hizo navegable el Foso precisamente para el paso de la
cañoneras de una bahía a la otra sin tener que rodear el Hacho. El correo
postal, transportado en estos buques, en los que cada marinero cobraba dos
reales y el patrón tres por dicha labor.
Ya en el siglo XIX se puso de
manifiesto la necesidad de
disponer de muelles donde atracar buques, en especial con ocasión de la llamada
guerra de África (1859 - 60), cuando resultó especialmente penoso el desembarco
del ejército. El comienzo de la penetración en Marruecos y la implantación del
Protectorado, en especial con ocasión de las campañas militares a que ello dio
lugar, fueron momentos en que se hizo imprescindible la construcción del
puerto. Pasó revista a las diversas navieras y a los buques de las mismas
encargados de la conexión marítima con Algeciras y otros puertos peninsulares.

Terminada la exposición de Carmona
Portillo, acogida con fuertes aplausos, el presidente de la Casa le hizo
entrega de un recuerdo alusivo a su actuación haciéndolo firmar en el libro de
honor.
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