Este miércoles, dieciocho de octubre, como segunda
conferencia del ciclo correspondiente a la XVII semana cultural, se ha
celebrado en la sede de la Casa de Ceuta en Cádiz, la charla-coloquio conducida
por el presidente del proyecto "Salazones de Ceuta", D. Juan José
Raggio Pérez, titulada "Salazones de Ceuta: Naturaleza, Cultura y Arte.
Una tradición milenaria".

Comenzó el acto con la presentación de Raggio Pérez
por parte del presidente de la Yeza, quien además de bosquejar la figura del
orador, y como introducción al tema del día, comentó la importancia milenaria
que el mar siempre ha tenido en Ceuta pero que, sin embargo, en los últimos
decenios ha ido decayendo, tanto en su faceta extractiva(no hace muchos años se
contaban más de doscientas embarcaciones pesqueras)como en la de elaboración de
los productos del mar, es decir, la industria conservera y la de salazones,
pero que en evitación de tal decadencia, el proyecto citado anteriormente,
desde hace cuatro años trata de conservar al menos esa tradición tan antigua
que constituye la salazón de pescado.

Inició el conferenciante trazando un cuadro
bastante pesimista de la situación, pese a ser este arte del salazón la última
actividad artesanal que aún pervive en la ciudad, enraizada en lo que describió
como "el alma de Ceuta", cuya desaparición dejaría el comercio como
la única actividad económica de cierta relevancia. Informó que solamente quedan
siete "volaeras" en la localidad, secaderos de pescado a la usanza
que practicaban fenicios, púnicos y romanos, lo que la hace única en España (hay
constancia arqueológica de ello). El secado industrial exige el uso de cámaras
frigoríficas según la normativa de la UE, pero manteniendo nuestro sistema
tradicional como actividad artesana sí que sigue siendo viable desde el punto
de vista administrativo. Es la alternancia de los vientos de levante y
poniente, junto a los citados procedimientos tradicionales, lo que le concede a
los salazones de Ceuta su sabor único.
Hoy día se conoce la importancia que para la salud tiene
el consumo de grasas de pescado que, como la Omega-3 se consideran
cardio-saludables, abundantes en el llamado pescado azul, como son, entre
otros, todos los túnidos, grupo al que pertenece nuestro bonito rojo del
mediterráneo, protagonista principal de esta actividad salazonera.

Opinión
generalizada de los veteranos de la actividad es que la misma presenta
pocos atractivos para la juventud actual, en las condiciones de falta de apoyo
institucional existentes, dado lo exigente del trabajo en términos de horas de
trabajo requeridas, incluyendo fines de semana y festividades, durante los
cuatro meses de verano que representan el grueso de la actividad. Por ello, es
la falta de relevo generacional el peligro inmediato que contemplan los
protagonistas de estas labores. Y ello pese a la notable tasa de paro existente
en la plaza. Una propuesta básica de los participantes en este proyecto es la
de la enseñanza, dirigida por las instituciones, de las técnicas artesanales en
cuestión, lo que muy posiblemente atraería un cierto número de jóvenes hacia
esta actividad. Una sugerencia también sería la de fomentar las conservas
artesanales como la de la anchoa. Otra esperanza que mantienen es la creación
de una "ciudad del salazón" en la zona de Juan XXIII. La inclusión de
la visita a las volaeras en el circuito turístico de Ceuta sería una aportación
relevante así mismo al desarrollo de esta industria tan atractiva en la actual
coyuntura.
Completó su bien acogida intervención Raggio Pérez
con la proyección de un video muy bien elaborado sobre todo lo relacionado con
esta artesanía del salazón, que fue recibido por los asistentes con gran
satisfacción. Tras fuertes aplausos, el presidente de la Yeza hizo entrega a
Juan José Raggio de un recuerdo de su participación en esta semana cultural,
invitándole a sí mismo a firmar en el libro de honor de la asociación.
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