lunes, 14 de junio de 2010

FESTEJAMOS SAN ANTONIO



Como es tradición en nuestra ciudad, el día 13 de junio celebramos también aquí en la Bahía de Cádiz la festividad del Santo. Este año hemos podido reunirnos precisamente el mismo día 13, que esta vez coincidía en domingo.
También como solemos hacer estos últimos años, nos concentramos en Chiclana de la Frontera, ciudad que precisamente tiene por Patrón a San Antonio de Padua y que celebra su feria en estos días, en honor al Santo.
Como es habitual, la cita fue en el aparcamiento de un conocido centro comercial de la referida localidad chiclanera, situado en el extrarradio, y de donde partimos en procesión motorizada hacia el lugar concreto de la celebración, al objeto de evitar despistes y desorientaciones, fáciles de producirse cuando no se conoce bien una zona tan extensa como es el llamado diseminado de esta ciudad, que fue fronteriza en la época de la Reconquista.
Una vez llegados al lugar, la primera acción fue la de emplazar un lienzo con la figura de San Antonio con el Niño Jesús en un lugar adecuado, adornándolo con flores y de forma que la imagen presidiera nuestra concentración.
Tras ello, los preparativos habituales de una celebración campestre: preparación de mesas, encendido de la barbacoa que en terreno público no habríamos podido utilizar, además en esta ocasión se preparó una suculenta paella que dio de mas para poder repetir un segundo plato los más avezados, puesta a refrescar de las bebidas y preparación de aquellas viandas que requerían calentamiento previo al consumo, reparto de platos de papel y vasos del mismo material, etc.
El ágape en cuestión transcurrió como es costumbre en nuestras reuniones de carácter festivo, con chanzas y alusiones a hechos y a personajes conocidos de los años en que residíamos en la Ciudad Autónoma y mas recientes dado el contacto nunca perdido, y los postres amenizados con canciones de nuestro acervo común, algunas propias de la niñez allí disfrutada (como la vemos con el paso de los años y la subsiguiente añoranza).
Ya por la tarde, elaboración del té verde que tanto nos gusta a los caballas, así como café (éste último traído de casa en termos) y las fotos de rigor con estas cámaras digitales que tanto favorecen la proliferación de la información gráfica y que hacen posible su tratamiento informático posterior, de manera que el evento quede registrado y presente en el recuerdo. Por último, recogida de enseres tras una somera limpieza previa al traslado, saludos y besos de despedida y vuelta a los lugares de residencia de cada familia, no sin comentar y confirmar la siguiente reunión de la noche de San Juan.

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