El día 14 de diciembre tuvimos el almuerzo que por estas fechas navideñas nos congrega a los socios de esta Casa de Ceuta en Cádiz para felicitarnos mutuamente por esta festividad, cambiar impresiones y, en definitiva, pasar un buen rato de convivencia juntos, que es de lo que se trata. Hace años comenzamos reuniéndonos para cenar, como bien recordaréis, pero nuestras circunstancias personales, las de la mayoría de los asistentes, nos aconsejaron convertir la cena en almuerzo para beneficio de nuestros estómagos.
El local elegido para la celebración, un restaurante bastante conocido del Cádiz de extramuros, nos permitió disponer de un semi-apartado donde enarbolamos la bandera de Ceuta, como es nuestra costumbre siempre que nos reunimos fuera de la sede, como símbolo de nuestra identidad caballa, y donde pudimos permanecer mas a nuestro aire sin interferencias con el resto de clientes del establecimiento.
A los postres, se caldeó el ambiente a los sones de villancicos tradicionales ceutíes de esa inagotable discoteca digital de motivos caballas con la que siempre nos sorprende agradablemente. El cálido ambiente así logrado dio lugar a que algunos socios se arrancasen con su propia voz entonando motivos típicos de estas fiestas de nuestra Ceuta siempre añorada, cosa que nos hace siempre retroceder mentalmente a otros tiempos, de nuestra niñez y juventud, con recuerdos imborrables que esperemos que el buen Dios nos permita conservar por mucho tiempo.
A una hora discreta, ya avanzada la tarde, se “levantó el campo” y, tras las despedidas de rigor y la foto de familia en la escalera que daba acceso al lugar del almuerzo, cada mochuelo se fue a su olivo, valga la frase hecha.
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