domingo, 30 de septiembre de 2018

CONFERENCIA: TOROS EN CEUTA


El viernes, veintiocho de septiembre, en la sede de la Casa de Ceuta en Cádiz, tuvo lugar la conferencia impartida por D. José Luis Marín Weil, abogado, crítico y escritor taurino, un joven de treinta y cuatro años natural de Jaén, amante de Ceuta a la que le une su raigambre caballa, que no en vano pertenece a una familia muy conocida de Ceuta por sus actividades industriales, hijo de una ceutí, que pese a su juventud es todo un erudito del arte de Cúchares, consecuencia de su afición por la fiesta nacional desde su más tierna infancia.

La presentación del conferenciante de esta sesión del aula cultural de la referida Casa de Ceuta ha sido llevada a cabo al alimón entre el presidente de la Yeza y el conocido crítico  taurino del Diario de Cádiz Curro Orgambides.
Asistieron al acto numerosos aficionados a la fiesta nacional de esta ciudad gaditana. La mayoría ya conocían a Marín Weil con anterioridad, así como socios de la entidad que cubrieron la totalidad de aforo del salón donde se celebró la conferencia.
Comenzó refiriendo que esta era su primera visita a Cádiz, de la que se sentía muy impresionado, pero que pese a su residencia en Jaén, desde muy pequeño ha viajado a Ceuta con frecuencia, siendo así que su primera corrida de toros la vio en Ceuta a sus cuatro años, cuando visitaba a sus abuelos Inés y Luis. Continuó haciendo una semblanza de Ceuta y prosiguió resaltando la enorme dificultad encontrada en la investigación de la tauromaquia en Ceuta a lo largo de la historia, que fue como ensamblar las piezas de un rompecabezas. No se conserva, por ejemplo, prensa local de los años 20, 30 o 40 del pasado siglo.
La referencia más antigua hallada data de 1700, cuando se celebró la construcción de la ermita de S. Antonio. Luego, en la década de 1870-1880 se corrían toros por las calles, y en 1883 se celebró una novillada. El ganado se desembarcaba en la playa Benítez para las celebraciones taurinas con motivo de la Patrona Sta. María de África, con encierros circunstanciales. Después, se suspendieron los festejos taurinos y las corridas por las calles a modo de encierro por haber dado muerte un toro a un chaval. No obstante, los habitantes de origen campo gibraltareño de la ciudad ejercieron gran presión porque volviera a haberlos. La primera constancia fotográfica muestra una corrida en el parque de Artillería. La primera plaza como tal data de 1918, ubicada en el Llano de las Damas, construida de madera. La siguiente fue la de San José, de mampostería, que existió de 1928 a 1956, siendo la de más larga duración y la más importante. Destacó el esfuerzo municipal por conseguir festejos taurinos alrededor de fiestas patronales, siendo esta época la de mayor esplendor taurino de la localidad.
Conchita Cintrón protagonizó una anécdota digna de mencionar por constituir un hecho histórico: la actuación de esta joven era como rejoneadora, existiendo una prohibición gubernativa por aquel entonces (años cincuenta) que impedía a las mujeres torear a pié pero esta joven consiguió un permiso del por aquellas fechas Alto Comisario de España en Marruecos, general  Varela, para hacerlo a pié, realizando una brillante faena. Posteriormente fue detenida en Jaén por esa violación de la ley.
Perdida la plaza a partir de 1956, se toreó en plazas portátiles. Hoy día, el centro comercial "El Coso se yergue donde la antigua plaza. La última corrida se celebró en 1995, actuando Jesulín de Ubrique. Mencionó a toreros ceutíes o que pasaron por Ceuta durante algunos años, como Antonio Albano, Andrés Belmonte, Salomón Hachuel (caso quizá único de torero sefardí), Luis Fort, Morenito de Ceuta o la trilogía de los Larita. Otros nombres notables de toreros ceutíes son Jesús Piris (rejoneador), Paco Herrera. Casos de toreros que pasaron por Ceuta una temporada fueron Paco Herrera, o "el Africano" inventor de la muleta que estuvo en la ciudad como convicto, o el de Cayetano Ordóñez (niño de la Palma), primero de la dinastía de su apellido, que comenzó su carrera en Ceuta, a donde se trasladó desde Ronda tras un paréntesis en La Línea, permaneciendo cinco o seis años en la ciudad, donde merecería poseer un monumento.
Señaló los veinte años sin toros que lleva Ceuta, el intento de 2008 por reanudar los festejos que se frustró por culpa de la política, que tantas veces se escapa de sus escenarios para destruir iniciativas como la citada, terminando por concluir que los toros constituyen un festejo indebidamente politizado por grupos extremistas ante la desidia de políticos pusilánimes incapaces de defender algo tan nuestro como la fiesta nacional.
Fuertes aplausos acogieron la intervención de Marín Weil, a quien de la Yeza agradeció su presencia en nombre de la Casa haciéndole entrega de un recuerdo del acto e invitándole a firmar en el libro de honor de la asociación, al tiempo que fue muy felicitado por los asistentes por la brillante exposición que hizo de la fiesta perdida en la Ciudad Autónoma, pero como indico, se debería recuperar al igual que sigue existiendo en la ciudad hermana de Melilla, lo cual le gustaría ver llegar.


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