Bajo este sugerente título, el
arqueólogo municipal Fernando Villada Paredes ha pronunciado la conferencia
correspondiente a la tercera jornada de la Semana Cultural.
Muy conocida en Ceuta, además de en otros lugares
del territorio español, como en Italia, Portugal y Marruecos, es la
personalidad de este linense trasplantado a Ceuta, licenciado en Filosofía y
Letras por la UGR, que se considera un ceutí más tanto por su amor a la ciudad
como por los treinta años que lleva trabajando en pro del patrimonio
arqueológico de este enclave español en el norte de Africa.

No es la primera, sino la quinta
vez que Villada Paredes
ilustra a los
socios de esta Casa de Ceuta en la Bahía de Cádiz con sus profundos
conocimientos y su fluida forma de exponer el resultado de sus prospecciones a
lo largo y a lo ancho del complejo patrimonio del que se enorgullece esta
ciudad tan especial, tan amada y tan añorada por todos los que tuvimos la
suerte de nacer en su seno. No obstante, fiel a su inalterable protocolo, el
presidente de la Yeza hizo la presentación del orador fundamentalmente para
aquellos que pudieran no conocer a este gran caballa de adopción.
La presentación que en realidad
fue en lo que consistió la conferencia, es la relativa a un proyecto llevado a
cabo con la colaboración de Gabriel Fernández Ahumada, que ha requerido cuatro
años de infatigable búsqueda de esa trazas de tiempos pasados que, como dice el
título, están escritas en piedra. En piedra o en argamasa, porque,
desgraciadamente, lo realizado por aquellos habitantes de Ceuta del pasado ha
sido, en parte, sobre este material susceptible de deterioro por efecto de los
meteoros y del inexorable paso del tiempo.
Comenzó Villada diciendo que el
afán de dejar huella impresa en el escenario que le circunda ha sido una
constante a lo largo del devenir de la especie humana, algo a lo que no se ha
podido sustraer nadie, desde las cuevas prehistóricas hasta las calles de
nuestras modernas ciudades. Arte o gamberrismo es la controversia que divide
todavía a aquella parte de la sociedad que enjuicia el fenómeno del moderno
graffiti. Pero esto del graffiti no es en absoluto moderno. Se puede rastrear a
lo largo de la Historia, desde la antigua Pompeya, donde se han hallado
graffitis que van de lo pornográfico a lo histórico, porque últimamente se han
hallado huellas escritas que datan la erupción que arrasó Pompeya y Herculano
tres o cuatro meses después de la fecha que hasta ahora se venía aceptando como
la de aquel desastre, pasando por Hagia Sofia, en donde se han encontrado runas
escandinavas en aquella catedral mayor del Imperio Bizantino, por no olvidar
las dejadas por los soldados franceses de aquella famosa expedición de Napoleón
a Egipto, en pirámides y demás monumentos dejados por aquella sorprendente
cultura. Ni Lord Byron, ni Gustavo Adolfo Bécquer, ni el mismísimo MIguel Angel
pudieron sustraerse del impulso de dejar sus nombres sobre la piedra que les
daría una cierta inmortalidad.
Definió Villada las dos clases
de trazas dejadas en piedra, que son por un lado los graffiti antes referidos
y, por otro, las marcas de cantería, cada una de ellas con propósitos
diferentes. Estas últimas se han efectuado durante el proceso de construcción
de las edificaciones, y hacen referencia a instrucciones a seguir o datos a
tener en cuenta por el conjunto de los constructores, mientras que los graffiti
hacen alusión a problemas, deseos, añoranzas o preocupaciones de aquellos
autores cuya huella todavía es visible aunque no sin dificultades. Así, por ejemplo,
abundan los dibujos de buques, cosa lógica en un lugar aislado y casi
permanentemente cercado como es el caso de Ceuta, donde comida, municiones,
armas e incluso la vía de vuelta a la península, era(y sigue
siendo)proporcionada por los barcos. Expuso Villada la nueva ciencia conocida
como Gliptografía, que estudia todo lo referido, y que es disciplina en franco
auge : estudia signos lapidarios, sobre soporte no previsto para contener
símbolos ni mensajes, pero no aquello que no tiene por objeto transmitir un
mensaje.
Esta iniciativa surgida en Ceuta
está teniendo eco en diversos lugares tanto del suelo patrio como del
extranjero, lo que es sin duda motivo de orgullo para todos los caballas.
El final de la disertación de
Villada Paredes fue acogida con fuertes aplausos por la sala de conferencias de
la sede, repleta de oyentes, dándole de la Yeza las gracias por su presencia en
esta XVIII Semana Cultural y haciéndole entrega de un recuerdo de su presencia
y actuación en la Semana.