Es tradición y de obligado cumplimiento por parte de los caballas de residen en la Tacita de Plata, el celebrar del Día de la Mochila y como cada año se desplazaron al campo, concretamente a los pinares de El Puerto de Santa María para festejar esta ancestral costumbre tan ceutí y que todos llevan tan arraigada en sus vidas, pues recuerdan tiempos pasados de la niñez y juventud cuando en su Ceuta natal iban primordialmente a San Amaro y a las estribaciones del Monte Hacho, o como se decía “a los pinos”, con sus talegas repletas de frutos secos y fruta del tiempo para pasar el día con sus familiares y amigos, aunque ahora también se lleva comida y bebidas refrescantes (son otros tiempos).
Ellos que ya no son tan jóvenes, lo hacen desde hace años, acompañados de sus hijos y nietos a los que les inculcan esta bonita costumbre que a toda costa no quieren que se pierda fuera de Ceuta, están en Cádiz.
Y es de la Casa de Ceuta de quien estamos hablando, de sus componentes, que se han vanagloriado del día tan estupendo que ha salido, ya que a la vista de días pasados que fueron de fuerte viento y lluvia, el de hoy 1 de noviembre, ha salido pleno de sol y sin una nube que oscurezca el día, propicio para que con alegría los reuniera, y sobre todo a los más pequeños, le diera la oportunidad de cantar lo que les han inculcado sus mayores para esta ocasión del día de todos los Santos, que comenzaran a entonar aquello de “mi mochila, no se la come el gallo ni la gallina…”
A la caída de la larde regresaron a sus domicilios con la satisfacción de haber celebrado otro año mas El día de la Mochila.
Ellos que ya no son tan jóvenes, lo hacen desde hace años, acompañados de sus hijos y nietos a los que les inculcan esta bonita costumbre que a toda costa no quieren que se pierda fuera de Ceuta, están en Cádiz.
Y es de la Casa de Ceuta de quien estamos hablando, de sus componentes, que se han vanagloriado del día tan estupendo que ha salido, ya que a la vista de días pasados que fueron de fuerte viento y lluvia, el de hoy 1 de noviembre, ha salido pleno de sol y sin una nube que oscurezca el día, propicio para que con alegría los reuniera, y sobre todo a los más pequeños, le diera la oportunidad de cantar lo que les han inculcado sus mayores para esta ocasión del día de todos los Santos, que comenzaran a entonar aquello de “mi mochila, no se la come el gallo ni la gallina…”
A la caída de la larde regresaron a sus domicilios con la satisfacción de haber celebrado otro año mas El día de la Mochila.
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