jueves, 7 de noviembre de 2013

EL CERCO DE MULEY ISMAIL

En esta tercera jornada de nuestra Semana Cultural, miércoles día 23 de octubre, ha sido nuestro paisano D. Antonio Carmona Portillo quien de nuevo (no es la primera vez que nos ilustra con su fácil verbo) tiene la deferencia con esta Casa de participar en esta decimo tercera semana, con un tema que tiene un gran interés para todo ceutí, como también para aquellos no nacidos en nuestra tierra pero que sí tienen interés por ella y por todo lo que sea cultura.

Antonio Carmona es doctor en Historia por la Universidad de Málaga desde 1996, y tiene tras sí un largo curriculum como catedrático, investigador y escritor de temas históricos o con fondo histórico. Es un especialista de primer orden en Historia de Ceuta, por la que siente especial atracción.

El título de la conferencia, “Los años de penuria: Ceuta bajo el cerco de Muley Ismail 1694-1727” indica claramente a qué episodio de la larga y atormentada historia de la ciudad de las siete colinas se refiere la misma. Este cerco es con mucho el más importante de todos los sufridos por nuestra querida tierra, y podríamos decir que no solo por su extremadamente larga duración (34 años aproximadamente), sino porque fue realizado por el primer rey de Marruecos, o sea, por aquel autócrata que, por primera vez hace o trata de hacer de ese territorio al NO de África un estado al estilo de los de Occidente, tras unificar bajo su mandato a la mayoría de las tribus instaladas en lo que hoy día es el reino alauita, aproximadamente. Su primera preocupación tras la mencionada unificación fue la de conquistar aquellas ciudades o baluartes bajo banderas europeas en territorio africano, adelantando con ello una de las dos tesis esgrimidas en los foros internacionales por el mencionado reino: la de la “continuidad geográfica”, desde luego la mas peregrina, pero de todos es sabido que en aquellas fechas no existían organismos internacionales ni nada que se le pareciese.

Resumiendo al máximo el contenido de la conferencia, podemos decir que las murallas de Ceuta resistieron los embates de la artillería de la época (digamos que “inspirada” primero por franceses y luego por ingleses) usada por los asaltantes, pero que los avatares de la lucha también pusieron de manifiesto la insuficiencia de las defensas, al menos para un asedio en toda regla por parte de un enemigo mil veces superior en número. La reacción de la Corona ya en manos de Felipe V fue la de multiplicar las líneas de baluartes y fortificaciones en general, mediante importantísimas obras que, bajo la batuta de Jorge Próspero Verboon, convirtieron la plaza en prácticamente inexpugnable, al menos para un enemigo que no contase con una potentísima flota de guerra. Una pequeña parte de aquellas obras se pueden admirar todavía en la actualidad.

Por otra parte, y dado que los proyectiles de artillería salvaban las murallas cayendo en el interior del perímetro de la plaza, que se reducía a un rectángulo limitado por las líneas de la costa, el foso inundable y el de la Almina, dicho peligro hizo que al término del cerco la Almina, hasta entonces despoblada, fuese ocupada por los habitantes de Ceuta en rápida progresión, dando lugar así a lo que ha sido la configuración de la ciudad hasta prácticamente la guerra de África (1859-60), cuyo término gracias al tratado de Wad-Ras permitió una cierta expansión por el llamado “campo exterior”. Ya durante el cerco, el palacio del gobernador se trasladó desde su ubicación en la actual Plaza de África a donde hoy día se encuentra el Gobierno Militar, en la Avenida de la Marina Española, esquina a Méndez Núñez, fuera totalmente del alcance de la artillería de la época, que escasamente superaba el kilómetro.

Señaló el conferenciante al término de su intervención que así como, a lo largo de la Historia, se ha dudado sobre la conveniencia o no del abandono por parte de España de otros baluartes africanos, en el caso de Ceuta nunca ha habido tal y es que la importancia geopolítica de nuestra patria chica ha sido tan evidente en todas las épocas, que a ningún gobierno (y mira que hemos sufrido verdaderos esperpentos) se le ha ocurrido la desafortunada idea de cederla a una potencia extranjera, o si tal idea ha surgido, no ha llegado a salir del despacho del correspondiente lunático.

Tras la terminación de las palabras (soportadas por material gráfico proyectado en formato informático), la intervención de Antonio Carmona fue acogida con fuertes aplausos y el presidente De la Yeza, tras agradecerle efusivamente su participación y le hizo entrega de un recuerdo ceutí: Los baños árabes de la avenida de la Marina, en bronce, tras lo cual se dio por terminado el acto, una vez haber firmado en el libro de honor.


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