jueves, 7 de noviembre de 2013

LA CEUTA DE LOS AÑOS 50/60

Comenzamos las jornadas de charlas y conferencias, recibiendo el día 22 de octubre martes al primero de los actuantes, el ceutí Don Mohamed Lahchiri que reside en Casablanca (Marruecos) hace más de cuatro décadas y donde se dedicó a la enseñanza como profesor de árabe marroquí y de español, al tiempo que ejerció también como periodista en el único periódico que se editaba en español como fue “La Mañana” del grupo Maroc Soir.

La presentación la efectuó como es habitual el presidente,del que dijo, ser un ferviente caballa que por circunstancias de la vida tuvo que ir a continuar sus estudios en Marruecos, pero eso no he había hecho olvidar sus raíces ceutíes y que el vivo ejemplo son los cuatro libros de relatos que tiene en su haber, en los que comenta la vida de la Ceuta en los años 50/60 vista por un joven que residía en la barriada del Príncipe Alfonso.

Agradeció encarecidamente Lahchiri sus palabras y la asistencia de sus paisanos socios que llenaban el salón de conferencia, así como al del concejal delegado de Vivienda y de Distrito Don Pablo Román Rodríguez que estuvo comisionado por la Alcaldesa y en su caso, en representación del consistorio gaditano.

Mohamed Lahchiri fue desgranado pasajes de sus libros con la sana intención de que sus oyentes fueran percatándose de los lugares a que hacía referencia muy conocidos para todos los que en aquella época transitaban por la ciudad, haciendo mención a las salas de cine como la del Astoria o Terramar, la escuela coránica en las mezquitas a la que perteneció, sus juegos de pelota en el barrio (la mayoría de las veces de trapo), los baños en la playa del Tarajal, la asistencia al estadio Alfonso Murube a ver aquellos equipos de segunda división, en resumidas cuentas todo cuanto en aquella época inolvidable, hizo que las sonrisas afloraran a las mejillas de todos los presentes.

Finalizada su intervención que fue muy aplaudida, se le entregó como a todos los que por primera vez visitan la sede social la simbólica tacita de plata, nuestro anagrama que recibió emocionado, pues se llevó una gran sorpresa al recibir este presente, para seguidamente firmar en el libro de honor y reiterar de nuevo su agradecimiento al haberle ofrecido la oportunidad de dirigirse a todo sus paisanos residentes en la capital gaditana y su bahía.


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